Hay poco dinero para la atención sanitaria mundial, pero, sobre todo, el que hay se derrocha y se malgasta a causa de la ineficacia en la gestión de los recursos. Este es el contundente mensaje que lanzó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe anual, publicado ayer. «Entre el 20% y el 40% del total de los gastos de salud son malgastados», asegura en el prólogo del estudio Margaret Chan, la directora general de la OMS.
Si esta es la situación actual, la OMS ofrece para remediarla una serie de consejos en diez ámbitos de actuación en los que es posible trabajar con mayor eficiencia. En este sentido, una de las alternativas es una mejor gestión de los medicamentos y, especialmente, una mayor utilización de los fármacos genéricos. «Se suelen emplear medicamentos caros -recoge el informe- cuando se dispone de opciones más baratas e igualmente eficaces».
Pero hay más: «En muchos países el uso de antibióticos e inyecciones es excesivo, su almacenamiento es deficiente y se deterioran, y hay grandes variaciones en los precios que negocian las agencias de aprovisionamiento con los proveedores», señala la OMS, que también expone que solo en este ámbito se podría lograr una reducción del 5% en el gasto total de la sanidad. En la estrategia de apostar de forma decidida por el uso de fármacos genéricos, Francia pone como ejemplo el caso de Francia, que «ahorró el equivalente a casi 1.500 millones de euros en el 2008».
Otra de las áreas en las que la OMS espera una gestión más racional es en la propiamente hospitalaria, que absorbe entre la mitad y dos tercios del total del gasto sanitario público. «La ineficiencia en labores vinculadas al mundo hospitalario -advierte la OMS-acarrea la pérdida de casi 220.000 millones de euros al año. Un gasto más eficaz podría acrecentar la productividad un 15%».
Comentário nosso: estes gastos exagerados, não são desperdício, pelo simples facto, de que geram imensos proveitos para muita gente, quer sejam laboratórios farmacêuticos, decisores governamentais e técnicos de saúde (nomeadamente os prescritores principais, os médicos). Ou seja, este gasto exagerado é concertado por várias entidades, públicas e privadas, e tem uma estratégia clara de esvaziamento dos bolsos dos contribuintes dos vários países.