Discutimos muito se temos um bom serviço de saúde, sobretudo público, já que pagamos impostos, e queremos ver o retorno.
Diga-se o que se disser, o SNS é segundo a OMS, o 12º melhor do mundo. É um ranking, de certa maneira, imparcial. Contudo, a gestão do SNS, conjugada com a estagnação económica, pode fazer desmoronar o actual sistema, até porque os portugueses já pagam cerca de 35% dos custos totais da saúde do seu bolso, sem contar com o que pagam de impostos.
Vejamos, qual a imagem que têm os Espanhóis, em particular os Galegos, sobre o que se passa por cá:
- Cualquiera que acuda a un centro de salud en Portugal en un día normal no hallará muchas diferencias con un ambulatorio gallego. A media mañana, el edificio está lleno de pacientes, mayoritariamente jubilados, que esperan ser consultados, que entran y salen con sus cartillas y sus recetas.
- Ahora bien, si el observador se detiene un momento notará la presencia de un elemento insólito en los centros de salud de Galicia: el dinero. Ir al médico en Portugal no es gratis. Casi nada lo es en la sanidad pública excepto para algunos grupos que quedan exentos de las tasas que regulan la atención médica.
- Las tasas abarcan prácticamente todos los aspectos de la sanidad. Las pruebas encargadas por el médico también suponen un coste para el usuario. Análisis de sangre, ecografías, radiografías..., hasta la aplicación de una inyección subcutánea tiene un precio y el número de puntos que se aplican en una sutura marca también la diferencia en la factura. Es el sistema que Portugal utiliza para racionalizar su sanidad pública. Ahora, las autoridades del país están a punto de poner en marcha una nueva reforma: la centralización de las urgencias, algo parecido a la concentración de servicios que Galicia realizó a finales de los noventa y que supuso el cierre de numerosos puntos de atención en lugares pequeños para concentrarlos en localidades de referencia.
- La no gratuidad absoluta afecta también a las recetas. Los medicamentos tienen varios precios en función del régimen del paciente. Una caja de Zarator 10, un fármaco muy popular para reducir el colesterol, cuesta 29,68 euros. Un paciente normal pagará por el fármaco 18,70 y un jubilado, 14,25. De ahí el interés por entrar en el grupo de los exentos.El sistema, sin embargo, no ha conseguido evitar las listas de espera aunque, según los médicos españoles, sí favorece una mejor atención al paciente. La ley obliga a conceder 15 minutos a cada uno, aunque, en la práctica, rara vez se emplea tanto tiempo. En una jornada normal, un médico atiende a una media de entre 15 y 22 pacientes.
Seria importante, que os responsáveis portugueses de saúde, fizessem um benchmarking, para analisarem sobretudo onde se está a cometer erros em Portugal!